Los buenos políticos –me da igual si les llama izquierdas o derechas– construyen convivencia; cimientan la ciudadanía; fomentan consensos. En cambio, los malos políticos nos enfrentan y nos aislan del resto del mundo: las fronteras sólo son rayas imaginarias en el cerebro de esos malos líderes.
Nelsa Curbelo
Foto de Lintao Zhang

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